La lactancia materna es un derecho humano, tanto de la madre como del niño y niña.. Las mujeres tienen derecho a recibir información precisa e imparcial para poder tomar una decisión informada sobre la lactancia materna. También tienen derecho a servicios de salud de calidad, que incluyen servicios de salud sexual y reproductiva y servicios de salud materna. Y tienen también, derecho a una protección adecuada de la maternidad en los lugares de trabajo y a entornos amigables y condiciones apropiadas en los espacios públicos para amamantar, elementos cruciales para una práctica exitosa de la lactancia materna”.
En 1981, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Código Internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la Leche Materna y a través de los años ha ido aprobando otras Resoluciones para actualizar la regulación indispensable de la publicidad y mercadeo de las fórmulas, alimentos infantiles y productos relacionados. Sin embargo, las madres siguen enfrentándose a una avalancha de mensajes engañosos: “la alimentación con fórmula es tan buena como la leche materna”, está llena de “aditivos para estimular el cerebro y desarrollo”, contiene “protectores gastrointestinales”, “es más fácil”, “ayuda a que otros alimenten al bebé”, y decenas de otras afirmaciones similares.
Pero estos mensajes eluden la realidad: el aumento de las diarreas e infecciones respiratorias, el incremento de la diabetes, cánceres y obesidad y que más muertes resultan de la alimentación artificial. Por ello, todos y todas debemos exponer estas falsedades e instar a nuestros gobiernos a lograr que las compañías de alimentos infantiles se responsabilicen por estos resultados perjudiciales para la salud y la vida.
Por ello, necesitamos aprobar leyes fuertes y definir mecanismos legales con monitoreos independientes y seguimiento efectivo que logren el cumplimiento significativo del Código Internacional y posteriores Resoluciones de la AMS.